domingo, 12 de junio de 2011

TEMPLO FORMATIVO DE ADOBES CILINDRICOS

Meses antes de Diciembre del año 1992, tuve conocimiento que en algún sitio en la jurisdicción de Pomalca, a unos 10 kms al este de Chiclayo, un furtivo buscador de tesoros prehispánicos (“huaquero”) había profanado una tumba que, por los datos, podría ser Formativa (1,000 años a. C), o lo que los arqueólogos convencionales conocen como “Cupìsnique”, término acuñado por el trujillano hacendado e investigador Don Rafael Larco Hoyle por los años cuarenta para identificar a un peculiar estilo alfarero que generalmente le llamaban “Chavín costeño”, y que él había estudiado en el Valle de Chicama en Trujillo. En realidad, se trata de las manifestaciones tecnológicas y culturales del mismo pueblo Muchik o Mochica que vivió y vive aún en la costa norte de Perú, al que los arqueólogos e investigadores deseosos de pasar a la historia le han asignado términos o nombres como : Cupisnique, Gallinazo, Vicús, Chimú , incluyendo al autor de este trabajo que denominó en Junio de 1982 públicamente “Sicán” o “Cicán” a lo que Larco denominó “Lambayeque” (1,948).
Estos adobes ya han sido documentados en diversos sitios del área andina, pero nunca, adobes cilíndricos como los que vamos a detallar luego. Las evidencias me indicaron que la tumba del tal Muñoz había sido profanada el lado Este de la zona de Colluz- Zarpán, junto a un formidable algarrobo (Prosopis pallida); junto al forado habían adobes cónicos de 20 cms de altura y 24 cms de diámetro en la base, que, indudablemente constituyeron parte de los muros de la cámara funeraria. En otros sitos, los adobes cónicos se han documentado también incluso formando parte de la construcción de escalinatas como los reportados por Wallace, Dawson, Menzel y Lanning ( 1,958) en Ica; en uno de los hoyos encontré bolitas-como canicas- de hematina (ocre rojo) y en la superficie un batán labrado en roca andesítica con poco desgaste en su superficie, con el que durante el Horizonte Medio (ca.800-1100d.C), los moches (“Cicanes”) embadurnaron sus máscaras funerarias ciegas de tumbaga (aleación de oro y cobre) que tanta fama han dado a Batán Grande (a unos 50 kms al nor este de Chiclayo); el Cinabrio u óxido de mercurio parece haber tenido importancia en el contexto funerario ya desde el primer milenio antes de Jesús. La información que días después recogí de huaqueros de la zona, era de que jamás habían encontrado un “huaco” entero; es decir, Colluz Zarpán, fue una zona dedicada al culto religioso y al rito funerario, en donde los “huacos” o piezas alfareras fueron rotas antes de depositarlas como ofrendas o tal vez, se traten de tumbas disturbadas o “huaqueadas” en tiempos precolombinos; rocas de diferente textura utilizadas como pulidores de metal fueron colocados como ofrendas, pues, las recogía dentro de los forados, incluyendo un segmento de roca ígnea (granodiorita) pulida en forma de cilindro de 20 cms de largo y 0.5 cms de diámetro ubicado en un pozo de unos tres metros de profundidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario